ROMA, 24 Sep. 09 (ACI) - El Presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Migrantes e Itinerantes, Mons. Antonio María Veglió, señaló que si bien a la Iglesia no le compete las medidas políticas en materia de inmigración, sí puede exigir la "solidaridad para quienes viven en situaciones de vulnerabilidad, como los refugiados e inmigrantes".
En entrevista concedida a L'Osservatore Romano, el Arzobispo recordó además que el asilo es "un derecho humano fundamental" cuyo respeto "viene previo a los problemas concretos relacionados a su situación".
Para el Prelado vaticano, si bien la situación de los refugiados y los inmigrantes genera dificultades económicas y jurídicas reales que exigen "políticas iluminadoras", es necesario "conocer de manera objetiva el fenómeno a nivel internacional" para orientarlo y "gestionarlo teniendo en cuenta los distintos aspectos involucrados".
Además de defender a los inmigrantes y refugiados, explica el Arzobispo, la Iglesia siempre estará del lado de los "ancianos, discapacitados y enfermos terminales, expresando nuestra oposición a los intentos que van contra el derecho a la vida".
"Sin duda no bastan las leyes para favorecer el crecimiento de una sociedad integrada, en la que sus distintos componentes convivan pacíficamente y mutuamente se enriquezcan. Todas las instancias culturales y educativas deben estar involucradas en un proceso que involucra todos los ámbitos de la vida".
Tras comentar el caso de Europa que ya tiene actualmente un rostro "multiétnico, multirreligioso y multicultural, y que todavía manifestará esas características en el futuro", el Arzobispo advirtió que "negar la metamorfosis que se está dando a nivel internacional no solo es absurdo sino también una opción peligrosa e iiresponsable, porque no acepta gestar un fenómeno que ya ha asumido tratados estructurales y globales, buscando favorecer los aspectos positivos y reducir los negativos".
A este respecto, dijo Mons. Veglió, es "necesario entonces ofrecer una adecuada formación a las nuevas generaciones, de modo particular, pero también a toda la población –sea nativa o inmigrante– para prepararse a la convivencia en la diversidad".
Ciertamente, añadió, "los gobiernos deben estar en primera línea, sobre todo legislando y adoptando previsiones oportunas para impulsar en la medida adecuada y equilibrada ese camino".
Al hablar luego de las iniciativas del dicasterio que preside, el Arzobispo indicó que que del 9 al 12 de noviembre se realizará en el Vaticano el VI Congreso Mundial para la Pastoral de los Migrantes y Refugiados, un evento que se lleva a cabo cada cinco años y que busca estudiar y proyectar, con 300 expertos y operadores internacionales, "una respuesta al fenómeno migratorio en la era de la globalización".
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