5 de junio de 2010
Argentina: “Matrimonio gay”- Tercera audiencia pública en el Senado
Buenos Aires, 4 Jun. 10 (AICA) - Decanos de facultades de Derecho de distintas universidades, en particular católicas, el periodista Rolando Hanglin, y Mariano Rapetti, coordinador del Frente Nacional y Popular de la Diversidad Sexual, participaron de la tercera audiencia pública convocada por la Comisión de Legislación General, del Senado de la Nación, a fin de conocer las opiniones a favor y en contra del proyecto de ley para modificar el Código Civil para permitir el “matrimonio” entre personas del mismo sexo y posibilitar que estas parejas puedan adoptar.
Ahora los senadores se trasladarán a las provincias, donde ya están previstas audiencias en Salta, Tucumán, San Juan, Mendoza, Catamarca, Corrientes, Entre Ríos, Córdoba y el Chaco, mientras que el tratamiento de la iniciativa en el recinto se prevé para el 14 de julio próximo.
Hanglin comentó que su programa radial era diario y que estaba armado en base a llamados y correos electrónicos de la gente, lo que le permite conocer el pensamiento de la población, “pocas veces favorable al matrimonio gay”. Propuso un plebiscito, por la magnitud del cambio social en juego. Criticó que Buenos Aires proponga “un circuito comercial ‘gay friendly’”, ante el “estupor” del interior. Pidió que se separe homosexualidad de matrimonio y ambos de adopción.
Tras opinar que “los homosexuales deben ser respetados y protegidos”, consideró que el matrimonio exige “varón y mujer” -“independientemente de la religión que se profese y aunque no se profese ninguna”- y en la adopción hay que pensar en los chicos que “tienen el derecho humano a una familia”. “Yo tengo 64 años, -manifestó- y no pretendo estar primero en una lista de adopción, me parece lógico que se entregue el niño a una pareja más joven que lo pueda acompañar más tiempo y no me siento discriminado”.
Juan Cianciardo, decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Austral, planteó interrogantes de cara al “juicio de analogía” con el que el legislador distinguió quiénes pueden casarse: ¿es justo o es errado? ¿con qué parámetros juzgamos? ¿qué lo vuelve inconstitucional? ¿toda distinción es inconstitucional? Y concluyó: “la condición de la disparidad de sexos es razonable”, no se opone a la igualdad y no es la única condición, con el mismo criterio hay “heterosexuales que se podrían sentir discriminados”. “Valorar unas uniones más que otras no entraña valorar a unas personas más que a otras”. El amor “es un compromiso de donación plena entre varón y mujer”, remató, y exhortó a los senadores “a rechazar el proyecto y presentar otros que protejan la familia”.
Mónica Pinto, decana de la Facultad de Derecho de la UBA, habló de “la igualdad de derechos consagrados por la Constitución Nacional”. Dijo que “todos tienen igual derecho a tener derechos”. Afirmó que el concepto de sexo ha avanzado hacia el “género”. Sostuvo, entre otras cosas, que: “no se puede imponer a otros parámetros morales y modelos de conducta”, que “en un mundo en evolución los nuevos modelos familiares encontraron espacio” y que “la democracia nos compromete con todos”. Ponderó El Plan Nacional contra la Discriminación “confeccionado a pedido de la (ex) Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Mary Robinson” y leyó parte del Plan referida al tema.
Martín Bohmer, decano de la Facultad de Derecho Torcuato Di Tella: sostuvo que “cada uno puede elegir su plan de vida con tal que no dañe a terceros”. Señaló que a la libertad (de elegir) y a la igualdad (basada en la no discriminación) había que añadir la fraternidad política. En este momento de “fraternidad política”, aseguró, “la comunidad homosexual está marginada”. Enfatizó que “venimos de una noche de violencia y exclusión” y que “somos hijos de la shoá”. Elogió a las Madres de Plaza de Mayo por haber “resignificado los derechos humanos” añadiendo que “sobre esa resignificación fundamos los derechos de los que gozamos”. Remató pidiéndole a los legisladores un “gesto político”, “no que piensen por nosotros porque somos grandes, que recojan el guante que les arroja la sociedad y dicten una ley que termine con la desigualdad”.
Gabriel Limodio, decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica Argentina (UCA), hizo una breve referencia al contenido de la ley. Replicó a los que reclaman “una ley laica” que se “legisla con la Constitución Nacional, no con la Biblia”. Afirmó que “nadie incorpora datos religiosos” y que se confunde laicismo con laicidad; se apoyó en párrafos de la versión taquigráfica de la sesión de Diputados en la que el proyecto obtuvo media sanción. Se refirió finalmente al “orden público que el espíritu de la ley en estudio pretende alterar”.
Nicolás Lafferriere, director de Investigación Jurídica Aplicada de la UCA, tomó un solo aspecto del proyecto en debate, lo que le permitió desarrollarlo mejor y evitar reiteraciones. Laferriere se centró en las consecuencias que esta reforma del Código Civil acarrearía en el sistema filiatorio y, consecuentemente, en la identidad. Partiendo de que las uniones de personas del mismo sexo, son infecundas y por ende no pueden tener “hijos matrimoniales”, mostró fundadamente las incoherencias jurídicas que devienen de la sanción de Diputados. Tras ello enfatizó que no se trata sólo de un problema de técnica legislativa, que “hay en juego cosas mucho más profundas”, “que es una ley injusta que importa la alteración de valores”.
Hernán Mathieu, decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica de La Plata (UCALP), aseguró que los autores del proyecto no previeron “el desbarajuste” jurídico que esta reforma del Código provoca en otros temas. Exhortó a los legisladores a no trasgredir el límite que les impone la naturaleza. Separó la figura del homosexual, “al que nadie humilla y si lo hace delinque”, del reconocimiento jurídico de sus uniones. Marcó que cuando hay diferencias no hay discriminación y que muchas veces se fijan condiciones, por ejemplo, “para ocupar un cargo público hace falta idoneidad”.
Jorge Perrino, titular de Derecho de Familia de la UCALP: explicó que los tratados, en general, hablan de personas y que sólo al referirse al matrimonio mencionan expresamente: “varón y mujer”, lo mismo, añadió, se incluyó en la ley de divorcio vincular por iniciativa de Fernando De la Rúa. Los esposos, sostuvo, “no son parientes, forman una unidad”. “El bien de los esposos exige la fecundidad, se donan mutuamente y son uno, y ese amor se plenifica en los hijos”.+
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