17 de septiembre de 2009

Ettore Gotti: “El Papa se merece el Nobel de Economía”


Ettore-Gotti


(Alba Digital) -

-Ettore Gotti-Tedeschi: Benedicto XVI se refiere a la crisis mundial como una oportunidad de cambio. Usted es comentarista de l’Osservatore Romano, economista y representante de uno de los mayores grupos bancarios del mundo. ¿Cómo ha recibido estas palabras?

-”Profesionalmente”, como economista, no sólo como católico y menos como moralista. La oportunidad no es sólo para revisar la reglas y los problemas de governance, sino también la capacidad del instrumento económico para cumplir sus objetivos principales: utilizar los recursos naturales disponibles con la mayor eficacia y cuidado posibles, garantizar el crecimiento económico más oportuno y equilibrado que permita al hombre disfrutar de un bienestar global, y garantizar la distribución de este bienestar a todos los hombres. ¿Se han logrado estos objetivos? No lo creo. Se han desperdiciado muchos recursos, el crecimiento económico ha resultado ser ilusorio y ficticio, no se ha extendido el bienestar a todos, cuando era posible hacerlo. Es evidente que ha llegado el momento de preguntarnos si, en vez de imaginar nuevas artimañas o estudiar nuevas bulas, no merece la pena reflexionar, tal y como nos invita el Papa. Nadie ha aclarado como él lo que el hombre económico ha de hacer por la economía: aplicar las leyes económicas y no sólo aproximarse a ellas. Me permitirá una ocurrencia: deberían darle el Premio Nobel de Economía.

-¿Cuales son las diferencias entre el Papa y los analistas sobre la crisis financiera?

-Las diferencias son sustanciales. La mayoría de los analistas, dignos y competentes, han enfocado la crisis analizando las consecuencias del verdadero origen de la crisis y su mala gestión. Es cierto que se ha producido una expansión monetaria exagerada, expansión del crédito, crecimiento de consumo basado en el crédito y apalancamiento financiero. ¿Por qué? ¿Para enfrentarse a qué problema? Podríamos formular mil preguntas como ésta y llegar siempre al mismo principio de origen: se tenía que haber subrogado de mil maneras al crecimiento insuficiente provocado por el hundimiento de la natalidad en los países desarrollados- aunque con diferencias entre Europa y EEUU- y sus consecuencias (aumento de los costes fijos, de la presión fiscal, disminución del ahorro y de los activos financieros…). Sin embargo, muchos analistas han optado por no profundizar sobre el origen original de la crisis. Abordar el tema de la natalidad es tabú, existe una especie de negacionismo. Es un tema con connotación moral, por lo tanto no científico, casi estúpido, como para fanáticos religiosos. Se ha ignorado y se sigue ignorando. Veremos cómo este problema estallará pronto. No es que las finanzas no hayan funcionado, no ha sido únicamente la avidez de algunos pocos la que ha causado una crisis tan compleja y tan lejana en sus orígenes. La avidez de unos pocos parece incluso haber sido una especie de “concesión” cuyo fin era “intentar esta otra vía”, para producir un crecimiento económico cuya sostenibilidad es cada vez más difícil.

-Dice el Papa que la desregulación del trabajo puede llevar a las personas a la “degradación humana”…

-En el mundo globalizado, por diversas razones, el hombre, desde el punto de vista económico, se ha ido convirtiendo progresivamente en un “medio” de crecimiento económico, ya sea como trabajador, consumidor o ahorrador. Sin embargo, estas tres dimensiones están en conflicto entre ellas y cuando el conflicto estalla en época de menos crecimiento económico, el hombre se arriesga a padecer eso que viene llamado como crecimiento humano. La dimensión del hombre trabajador , que gracias a su trabajo consume e invierte sus ahorros, sale perjudicada, precisamente por lo que consume y por dónde invierte sus ahorros. Paradójicamente, al buscar su interés de consumidor, puede consumir bienes que compiten con los que le dan trabajo y puede invertir en empresas que compiten con la suya. Esto es el mercado global que impone a los capitales invertir donde perciben mayor remuneración y que impone consumir lo más conveniente. Pero como consecuencia de ir a buscar trabajo allá donde se crea. ¿Y donde se crea el trabajo en el mundo globalizado? La inmigración institucionalizada, fragmentada por sectores profesionales y áreas geográficas, parece una perspectiva evidente, pero ¿ es también el bien del hombre?

-Según la encíclica, el mercado no puede funcionar sin reglas de solidaridad y de confianza. ¿También es así en su experiencia?

-La confianza es el recurso natural más escaso y el más valioso porque garantizaría ventajas únicas en todos los mercados. Sin embargo, la confianza no se adquiere o conquista con estudios de mercado o con “código éticos” interesados a los ingresos, sino que se conquista con el comportamiento- que solo es individual, no colectivo- ni por ley ni por reglamento. Asismismo es individual la ética, no se impone por ley, no se aprende en la universidad, sino que se vive y se aplica sólo si se cree en ella y si se cree en ella se piensa que es útil y buena. Es el comportamiento ético el que produce la famosa confianza. Esta encíclica está basada en los mismos principios que las anteriores -los principios de la Rerum novarum, de la Populorum progressio, de la Centesimus annus- y posee la misma doctrina que la encíclica que se escribirá en 2100 sobre la economía globalizada dominada por Asia

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