Buenos Aires, 4 Jun. 10 (AICA) - Es interesante comprobar, dada la difusión que ha tenido en el Senado de la Nación y por medios periodísticos la palabra de un actor-director, que gozando de un prestigio ganado por su capacidad profesional (excelentes logros en el teatro) logra ganar por el ‘sentimiento de la palabra’ la necesidad de que la ley de adopción, en este momento a votación en dicho recinto legislativo, sea comparada como una necesidad social urgente de definir, dejando a los que voten en contra, como carentes de toda correspondencia moral hacia el amor ‘padres -hijos adoptados-abandonados’”. Así lo expresa en una declaración el doctor Antonio Catalán Pellet, secretario del Consorcio de Médicos Católicos de Buenos Aires, quien advierte que se trata de una “falacia o sofisma”, es decir, “un razonamiento lógicamente incorrecto, aunque psicológicamente pueda ser muy persuasivo y eficaz para lograr sus objetivos”.
Durante la intervención que el actor Pepito Cibrián tuvo el martes pasado en el Senado de la Nación, en el marco del tratamiento de la ley del “matrimonio” homosexual, el facultativo sostiene que culpó a la sociedad “de las fallas que tienen los sistemas oficiales pertinentes para con la niñez abandonada” pero el ciudadano común no es responsable de que esto no se cumpla. Por otro lado, cuestiona la postura del actor, según la cual “si dicha ley fuera aprobada, todos estos males se solucionarían”, como si “todo el mal que se les provocaría a cientos de niños que en condiciones precarias viven en la calle o abandonados en orfelinatos sin la contención, educación y protección que deberían tener, siendo el Estado el responsable absoluto de esto”, continuarían “si no dejamos que una pareja homosexual los adopte”.
También es una “falacia” el no querer “adoptar un hijo como ‘padre soltero’, poniendo como razón de que si se muere el adoptado quedaría desprotegido”, dice el médico, porque “habría mil opciones para tomar si esto pasare”.
“Lamentablemente se convence mucho más con la palabra que con los hechos, de ésto ya tenemos verdades comprobadas. Veamos con objetividad la otra cara de la moneda, pensemos que pasaría si un hijo de un matrimonio heterosexual tuviera la opción de elegir a unos papás de un mismo sexo. El amor a los hijos es esperar nada a cambio, me impresiona que en estos casos se espera que los hijos den amor porque yo no lo tengo. Sobre esto no hay estadísticas”, concluye la declaración.+
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